Tapices barrocos en el Corpus Christi de Toledo
La fiesta del Corpus Christi es una de las mayores de Toledo. Entre muchas otras actividades, cuenta la de sacar a la calle y colgarlos de sus edificios una gran cantidad de paños, de tapices, barrocos y posteriores, que amenizan con sus colores y formas las estrechas calles por donde discurre la procesión
Hay que aclarar, que todos los tapices que se exponen, son piezas del siglo XVII, ya que los tapices del siglo XVI, de la catedral de Toledo, están depositados en el Museo de Santa Cruz.
Empieza nuestro recorrido con dos de las series más bellas de los tapices barrocos de la catedral de Toledo: La Apoteosis de la Eucaristía y los Obispos Toledanos. Estas dos series de tapices han sido estudiadas por Susana Cortes, conservadora del Museo de Santa Cruz.
Los doce tapices fueron encargados a Bruselas hacia 1700 por el cardenal-arzobispo de Toledo Luis Manuel Fernández Portocarrero, para regalarlos a la Catedral Primada, para que sirvieran de “ornato y engalanar las naves y claustro del templo primado, en festividades solemnes como la de la Purificación de Nuestra Señora, el Jueves Santo, Corpus Cristo o Nuestra Señora de Agosto”. Con el transcurso del tiempo ha caído en el olvido el deseo expreso del donante de que no se expongan estos paños en la calle ”para excusar su maltrato y menoscabo con las aguas, sol y aire”.
El Cardenal, de cuna aristocrática (hijo del marques de la Almenara) había nacido en 1635. Cursó la carrera eclesiástica, sin abandonar su relación con la Corte y así residió en Roma y fue virrey de Sicilia en 1677. En su carrera eclesiástica alcanza el arzobispado de Toledo en 1679 y el más elevado grado: el cardenalato en 1672, de manos del Papa Clemente IX. Tomo parte activa en política durante las postrimerías del reinado de Carlos II. A la muerte de éste, presidio el Consejo de Regencia. Apoyo la candidatura de Felipe V, que le nombraría primer ministro en 1701.
En todos los tapices las escenas se encuadran en marcos arquitectónicos. Las cenefas laterales se sustituyen por columnas que soportan un arquitrabe, del que penden cortinajes que confieren un aspecto teatral a la composición. El cardenal hace incluir en la cenefa inferior su escudo de armas.
La descripción completa de esta serie de tapices barrocos se encuentra con pormenor detallada en el libro de Victoria Ramírez Ruiz “Tapices y textiles de Castilla-La Mancha”, Aache Ediciones. Colección “Tierra de Castilla-La Mancha” nº 7, Guadalajara, 2007. 320 páginas, numerosos grabados a color. ISBN 9788496885066. P.V.P.: 25 €.
También en el libro «Museos de Castilla-La Mancha» de Ferrer y Herrera aparece con detalle analizado este tapiz, junto a las muchas piezas, especialmente cuadros de El Greco, del Museo de Santa Cruz, de Toledo, y, por supuesto, con la relación y catálogo exhaustivo de otros 200 museos de la Región.